sábado, junio 24, 2006

Los océanos tienen 90% menos de peces que hace un siglo



Madrid, 22 jun (EFE).- El volumen de peces en los océanos se ha reducido más del 90 por ciento en el último siglo, y el porcentaje de biodiversidad marina protegida es inferior al 0,1 por ciento del total, advirtió a Efe el científico, Carlos Duarte, profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El último número de la revista Science publica en su editorial esta reflexión firmada por Duarte y otros dos investigadores: Iris E.Hendriks, científico asociado en la Universidad de las Islas Baleares, y Carlo H.R. Heip, director del Centro de Ecología Marina del Instituto Holandés de Yerseke.
En declaraciones a Efe, Duarte, miembro del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados IMEDEA (centro mixto del CSIC y la Universidad de las Islas Baleares), ha advertido de que, en la actualidad, menos del 0,1 por ciento de la biodiversidad marina está protegida.
La cifra contrasta con el nivel de protección de la biodiversidad terrestre, con tasas que se aproximan al 10 por ciento, según Duarte, para quien se debe "revertir esta situación" y "llegar a un mejor equilibrio del esfuerzo de investigación en biodiversidad marina y terrestre".
Para ello, continuó, se requiere un esfuerzo de interconexión entre los investigadores dedicados al océano, "lo que implica grandes recursos y medios técnicos, y mayor inversión financiera para investigar la vida en el océano".
Duarte recordó a Efe que, en el contexto de la Convención de Kioto para la protección de la diversidad biológica ha habido "progresos importantes", pero persisten aún "grandes problemas" para encontrar "medidas viables" para proteger la vida en los océanos.
Explicó que se necesitan "modelos y conceptos operativos" respecto a cómo proteger la vida en los océanos, porque la traslación de la denominación de área protegida aplicada al ámbito terrestre "puede no ser efectiva para los mares".
"Es un reto intelectual o científico aún no abordado", dijo Duarte, para quien "los conceptos para la protección de la naturaleza terrestre no son directamente extrapolables al océano, porque no se pueden poner fronteras en medio del mar, ni explicar a los peces qué zonas están protegidas", Un problema añadido es el carácter internacional de gran parte de los océanos y el vacío legal que existe para proteger o legislar sobre los mismos, añadió.
La mayor parte del esfuerzo en investigación sobre biodiversidad se está destinando al ámbito terrestre, con un nivel diez veces superior, explicó, al que se dedica para estudiar los océanos.
Indicó que se publican anualmente diez veces más números de artículos sobre biodiversidad y conservación de la biodiversidad terrestre que sobre océanos, pese a que "se sabe mucho menos de la biodiversidad marina".
En su opinión, no se puede dilatar excesivamente la necesidad de impulsar la investigación sobre biodiversidad marina porque, advirtió, "las amenazas son tangibles ya".
Por un lado, avisó de "la sobreexplotación de los océanos por la sobrepesca", lo que ha provocado que la abundancia de poblaciones en el océano, es decir, la biomasa de peces, haya disminuido más del 90 por ciento en el último siglo.
"Ahora hay menos del diez por ciento de abundancia de peces en los océanos de la que había a principios del siglo XX y hemos perdido más del 90 por ciento de los stocks pesqueros".
Por otro lado, advirtió de "amenazas importantes" a causa del calentamiento global con impactos sobre el enfriamiento de los ecosistemas marinos, y se refirió también al problema de la acidificación del océano, "algo que se está poniendo de manifiesto últimamente".
Duarte explicó que el aumento de CO2 en la atmósfera está provocando un aumento de dióxido de carbono en el océano, lo que hace que el PH de los mares esté disminuyendo.
Concluyó que esto se trata de una amenaza grave para la vida de todos los organismos del océano con esqueletos carbonatados, como los corales, los moluscos y otros.

jueves, junio 22, 2006

Si los mares murieran!

El peligro que nos acecha es de un tipo nuevo. Está causado por el hombre y por el hombre solo, y solamente las medidas adoptadas por el hombre podrán remediarlo. Por lo que tratamos de demostrar que el ciclo de la vida y el agua son inseparables. Vemos claramente que, si queremos salvar a la humanidad, nuestro deber es ante todo salvar a los océanos.
Por una irritante paradoja, la humanidad se plantea hoy esta cuestión precisamente cuando esta recién empezando a comprender el mar. En la actualidad, tras miles de años de ignorancia y superstición, los hombres de nuestra generación comienzan, al fin, a estudiar la manera de explotar y aprovechar racionalmente los inmensos recursos que ofrece ese 70 % de espacio acuático de la superficie terrestre. Pero, al mismo tiempo se encuentran comprometidos en una carrera contra el reloj para salvar el océano de las depredaciones que ellos mismos llevan a cabo.
Si los océanos de nuestra tierra murieran - esto es, si de algún modo, la vida de pronto desapareciera -. Sería la mas formidable, pero también las mas definitiva, de las catástrofes en la atormentada historia del hombre y de los animales que con el comparten este planeta.
Así, desprovisto de vida, el océano empezaría a pudrirse. El hedor procedente de las materias orgánicas en descomposición, seria tan insoportable, que bastaría para alejar al hombre de todas las regiones costeras.
Pero no se harían esperar otras consecuencias todavía mas graves. Recordemos que el océano es el principal elemento estabilizador de la tierra: mantiene el equilibrio exacto entre las diferentes sales minerales y los gases que constituyen nuestro cuerpo y del que depende nuestra existencia. Sin vida en los mares, gases tóxicos contenidos en la atmósfera, comenzarían a aumentar inexorablemente.
Superada una cierta proporción de co2, el efecto llamado "de invernadero", entraría en juego: el calor, irradiado por la tierra hacia el espacio, mantenido bajo la estratosfera originaria, una brusca elevación de temperatura del globo al nivel del mar. Los casquetes polares se fundirían en ambos polos, mientras que el nivel de los océanos subiría unos treinta metros. En pocos años todas las ciudades costeras se inundarían. Para evitar ahogarse, una tercera parte de la humanidad se vería obligada a refugiarse en colinas y montañas, incapaces de proveerse para su subsistencia. Entre otros efectos de la muerte de los océanos, la superficie de las aguas se cubriría de una espesa costra de residuos orgánicos, la cual influiría en la evaporación, reduciría las precipitaciones y provocaría una sequía general y, por fin, el hambre.
Todo ello no seria sino el principio de la fase ultima del desastre. Hacinados en las alturas, hambrientos. Sometidos a violentas tempestades y extrañas epidemias, rotos todos los lazos familiares, los supervivientes empezarían a sufrir la falta de oxigeno debido a la separación de las algas del plancton y a la reducción de la vegetación terrestre. Confinados en la estrecha franja de la tierra que separaría a los mares muertos de las pendientes montañosas estériles, la especie humana experimentaría una intolerable agonía. Tal vez, treinta o cincuenta años después de la muerte de los océanos, el último hombre del planeta, cuando la vida orgánica se limite solo a bacterias y algunos insectos necrófagos, exhalaría su último suspiro...
Rumbo a la realidad, hoy actualmente estamos experimentando la fragilidad de los equilibrios marinos. A medida que se arroja en el mar cantidades sin cesar de crecientes tóxicos residuos sólidos y líquidos, la situación empeora. ¿Pueden los océanos con estas cargas contaminantes?? . La respuesta nos las dan los mares Indico y Báltico, casi muertos; el mar del norte, cuyos recursos piscícolas declinan trágicamente; el mediterráneo, gravemente afectado, y los arrecifes agonizantes del mundo entero.
El mar esta lejos de ser el basurero pasivo que todos pensamos. Dadas su propiedades dinámicas, físicas, y químicas, el agua del océano es capaz de tratar solo algunas de las sustancias toxicas o contaminantes que se introducen en su seno, con tal que sean estas siempre "b i o d e g r a d a b l e s ". El mar se comporta como un organismo vivo, que elimina residuos y lucha contra la infección, los parásitos, virus, bacterias, etc., pero su capacidad de defensa es limitada y en algunos casos ya esta agotada. En ciertos casos el mar convierte o por lo menos neutraliza numerosos cuerpos extraños. Metales como el cobre, hierro, níquel, cobalto y sobre todo el manganeso, son ionizados y luego arrastrados al fondo, donde se precipitan, a menudo en óxidos o bajo formas de nódulos polimetálicos, en torno de pequeños objetos como guijarros, escamas de peces, dientes de tiburón o en ocasiones restos de articulos de fabricación humana.
El destino de otros peligrosos metales como el mercurio, cadmio, y el plomo, es diferente. La mayor parte del plomo difundido en la Biósfera procede de la adición del mismo a la gasolina o de los motores de combustión interna; el plomo se comporta, en efecto, como antidetonante. Las lluvias lo "recogen" en la atmósfera. Lo arrastran al suelo y luego al mar. Allí es absorbido junto con otros metales pesados como el cadmio y el mercurio por los microorganismos y, por reconcentraciones sucesivas, envenenan las cadenas alimentárias y todo el conjunto de vida marina sin desaparecer jamás. Así toneladas de contaminados peces, moluscos, crustáceos, mariscos y algas son extraídos del mar, consumidos por la población que recibe libre e impunemente sistémicas dosis toxicas y mortales acumulables de consecuencias irreversibles en los seres humanos.
Exámenes realizados en otras regiones, sobre tejidos de peces ya revelan elevados contenidos en tóxicos como "difenilos policlorados" o "d p c". Los "dpc" son aditivos utilizados en pinturas, plásticos y los cauchos, a los que confiere una resistencia suplementaria al desgaste. Las playas de la bahía de Lima, especialmente en distritos como San Miguel, Callao y Ventanilla, presentan una cantidad intolerable de restos de plásticos, cauchos y derivados. Otro evidente problema en esta zona costera es la pobre visibilidad del agua que causa débil iluminación o insuficiente al fondo marino, entorpeciendo las actividades alimentárias de la fauna, sin dejar de mencionar la mayor lentitud de la fotosíntesis por parte del fitoplancton, este lecho marino esta putrefacto. La turbiedad marrón persiste crónicamente por el arrojo de deshechos sólidos y líquidos en la zona, por lo demás las corrientes arrastran los sedimentos a lo largo de toda la costa contaminándola.

miércoles, junio 21, 2006

Ballenas, el comienzo del fin!


Australia, Nueva Zelanda y el Reino Unido se oponen a la caza comercial.
La Comisión Internacional de Caza de Ballenas (IWC, por sus siglas en inglés) votó a favor de una resolución que respalda la caza comercial de los cetáceos en el encuentro anual de la organización que se celebra en la isla caribeña de San Cristóbal y Nevis.
En el tercer día de sesiones, los delegados aprobaron la declaración a favor de levantar la restricción de cazar ballenas que ha estado vigente por veinte años, por sólo un voto.
Tras sufrir dos derrotas en los días previos, Japón y sus aliados finalmente lograron que se impusiera su postura y describieron el resultado como una "votación histórica".
Su posición es que las ballenas están fuera de peligro de extinción y que el gran número de ejemplares de la especie ha contribuido a disminuir la población de peces.
Sin embargo, los países que se oponen a la caza comercial de ballenas anunciaron que impugnaran la legalidad de la decisión.
Japón asegura que la caza comercial no amenazaría a la especie.La moción aprobada por la asamblea este domingo, llama a la IWC a declarar su compromiso con la "normalización", mecanismo que despejaría el camino para un eventual retorno a la caza comercial.
Brasil y Nueva Zelanda impugnaron inmediatamente la legalidad de la votación, al mismo tiempo que Japón celebraba su victoria.
Según el corresponsal de la BBC en San Cristóbal y Nevis, Richard Black, la resolución es, en la práctica, el primer paso para que se levante la restricción de la caza de cetáceos que existe de 1986.
Para que se haga efectiva, Japón y sus aliados deben conseguir que al menos el 75% de los países integrantes IWC apoye la propuesta de levantar la veda en una futura reunión.
Las principales naciones que se oponen a la caza comercial, Australia, Nueva Zelanda y el Reino Unido, consideran hace décadas que las ballenas son animales que deben ser protegidos.
Acusan a Japón de haber ofrecido incentivos a países pobres para contar con su voto, denuncia que Tokio rechaza.

domingo, junio 18, 2006

Crean el santuario marino más grande del mundo en Hawai


La zona sirve de albergue a miles de especies.El presidente estadounidense, George W. Bush, designó a una amplia extensión del archipiélago de Hawai como un monumento nacional de Estados Unidos, creando así la mayor reserva natural marina del mundo.
El mandatario firmó una ley este jueves que le otorgará a las islas hawaianas noroccidentales el máximo grado de protección contemplado en la legislación estadounidense.
La zona, casi tan grande como el estado de California, alberga a más de 7.000 especies, de las cuales una cuarta parte no existen en ningún otro sitio.
Los grupos ambientalistas se mostraron complacidos por la decisión, aunque los gremios de la industria pesquera han expresado su preocupación.
El sitio designado, que abarca 362.000 kilómetros cuadrados de arrecifes, atolones y mares de aguas poco profundas, es apenas mayor que el Parque Marítimo de la Gran Barrera de Arrecife de Australia, previamente la mayor área marina protegida del mundo.
Las islas remotas y deshabitadas y los mares circundantes son importantes zonas de reproducción para tortugas marinas, y constituyen el hogar para el única población sobreviviente de las amenazadas focas monjes de Hawai.
Temores de las pesqueras
Hawai albergará la mayor reserva natural marina del mundo.
Las nuevas restricciones implican que toda actividad pesquera será eliminada dentro de cinco años, y los visitantes necesitarán permisos para bucear en el área.
En una entrevista con el diario estadounidense Washington Post, el congresista local Ed Case aplaudió al presidente Bush por llevar a cabo "la más revolucionaria norma de cualquier presidente, cualquier gobierno, en términos de recursos marinos".
Pese a que apenas 8 botes pesqueros tienen licencia para operar en la zona, un gremio pesquero local dice que tiene planeado oponerse a una prohibición total a la pesca.
Y aunque los grupos ambientalistas manifestaron su agrado con la decisión de establecer la reserva, muchos de ellos siguen radicalmente opuestos a otras políticas ambientales del gobernante partido Republicano, incluyendo sus esfuerzos por abrir la Reserva Natural Nacional Ártica en Alaska para la exploración de petróleo y gas.

viernes, junio 16, 2006

La diversidad bajo el mar: Ojos que no ven... ¿corazón que no siente?

Todos hemos escuchado acerca de la "revolución verde", pero es tiempo de comprometernos también con la "revolución azul".

Los océanos cubren el 70 por ciento de la superficie de la Tierra y comprenden alrededor del 97% de la biósfera. A pesar de ésto, menos del uno por ciento de los hábitats marinos están protegidos, en comparación con el 11,5 por ciento de la superficie continental del planeta que sí lo está.

Hoy, en el Día Mundial de los Océanos, reconozcamos los enormes valores que los sistemas marinos tienen para el mantenimiento de la vida en nuestro planeta, inclusive de nuestros sistemas económicos.

Algunas amenazas:

La sobrepesca...

La sobrepesca constituye una de las mayores amenazas al abastecimiento sostenible de alimentos de origen marino. Se conoce que más de 3.500 millones de personas dependen del océano como su principal fuente de alimentos. De hecho, el mar provee casi el 20% del aporte en proteína animal en el mundo y esta figura es mucho mayor en las comunidades costeras.

Los medios de subsistencia de las comunidades de pescadores artesanales, responsables de la mitad de la captura mundial de peces, se ven cada vez más amenazados por las flotas comerciales ilegales, no reglamentadas o subvencionadas. El desarrollo de artes de pesca modernos permiten ahora que haya un mayor esfuerzo de pesca en más áreas del océano. Como resultado, más del 70 por ciento de las pesquerías marinas están agotadas o han excedido su límite sostenible. Las poblaciones de peces grandes que resultan atractivos para el comercio como el atún, el bacalao, el pez espada y el pez aguja han disminuido hasta en un 90 por ciento en el último siglo.

Las Bioinvasiones Marinas...

Los ecosistemas marinos y acuáticos son particularmente vulnerables a invasiones de especies exóticas, puesto que éstas: son difíciles de detectar al principio de su introducción, se esparcen rápidamente a través de medios naturales y son difíciles de erradicar una vez establecidas. A diferencia de un derrame de petróleo en un hábitat, que puede recuperarse a través de procesos naturales o puede ser limpiado por el hombre, los efectos de la introducción de especies marinas son usualmente permanentes e irreversibles.

Uno de los vectores principales de introducción de especies en medios acuáticos es el agua de lastre de los buques. Los científicos estiman que en un solo día, 10 mil millones de toneladas de agua de lastre (que pueden contener más de siete mil especies, son trasportadas por los buques a través de los océanos.

Las bioinvasiones en las costas de todas las cuencas oceánicas continúan aumentando, éstas producen perjuicios económicos para las pesquerías con daños inmediatos y requieren, además, millones de dólares de inversión para tareas de investigación, control y manejo.

Cambio climático...

El cambio climático amenaza con destruir la mayoría de los arrecifes de coral del mundo y con hacer estragos en las frágiles economías de los pequeños estados insulares en desarrollo.

Casi el 60 por ciento de los arrecifes que quedan en el mundo corren grave riesgo de perderse en los próximos tres decenios. Estos arrecifes, además de proveer hábitat a varias especies de peces fuente de alimentación, protegen a las poblaciones humanas que viven en los litorales del daño que causan las olas y las tormentas, pues hacen las veces de amortiguadores entre los océanos y las comunidades cercanas a la costa.

¿Qué podemos hacer?

Áreas Marinas Protegidas...

Las Áreas Marinas Protegidas (AMPs) son ampliamente reconocidas como una herramienta valiosa y flexible para un manejo integrado y basado en la ciencia. Se extienden desde reservas marinas altamente protegidas, hasta áreas manejadas para usos múltiples, ayudando a conservar hábitats críticos, fomentando la recuperación de especies marinas sobre-explotadas, manteniendo las comunidades marinas y promoviendo el uso sostenible.

La implantación de AMPs ha demostrado ser responsable por un elevado número de beneficios no solo ecológicos, sino también sociales, económicos y culturales. De ahí que, en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible se hiciera un llamamiento para establecer una red mundial de zonas marinas protegidas para 2012.

Protección a la alta mar...

La alta mar - zonas del océano que van más allá de la jurisdicción nacional - cubre casi el 50 por ciento de la superficie de la Tierra y constituye la parte menos protegida del mundo.

En estas zonas, las prácticas de pesca destructivas están causando la muerte de cientos de miles de especies marinas por año y ayudando a destruir importantes hábitats submarinos.

Cada año, a través de la pesca ilegal con palangre, con líneas de hasta 80 millas de largo y miles de anzuelos con carnadas, se matan más de 300.000 aves marinas, con inclusión de 100.000 albatros. 19 de las 21 especies de estas aves marinas están amenazadas de extinción, debido principalmente a la pesca accidental.

La pesca de arrastre de profundidad en alta mar no excede los 300-400 Millones de dólares anuales, lo que equivale a 0.5% de las capturas marinas globales en 2001 (75 billones de dólares).

Por ello, en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible se pidió la eliminación de las prácticas de pesca destructivas y de los subsidios que contribuyen a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.

Adicionalmente, si bien existen algunos tratados que protegen a las especies transoceánicas, como las ballenas, en alta mar no existen áreas protegidas.

Protección a los tiburones

Todos los años 100 millones de tiburones son asesinados para obtener su carne y aletas. Los cazadores capturan estos animales, retiran sus aletas mientras están vivos y los envían nuevamente al mar, donde se ahogan o se desangran hasta morir.

La FAO estima que la producción de aletas de tiburón en el mundo en 1997 era de seis millones de kilogramos, es decir aproximadamente un millón de kilos menos que la cantidad de aletas que únicamente Hong Kong importó en el año 1998.

Algunas especies de tiburones se han reducido en más de un 80% en las pasadas décadas y algunos pueden extinguirse en los próximos años.

Los datos de capturas y comercio indican que el aleteo es una práctica muy difundida, no manejada y no monitoreada. Debido a las características biológicas de los tiburones, esta práctica conduce a niveles de mortalidad no sostenible.

Aunque hay mucho por hacer en las aguas costeras, el daño ocasionado a la biodiversidad y la productividad en alta mar por el incremento de las actividades humanas continúa en aumento. Especies y hábitats están siendo destruidos y alterados más rápidamente de lo que los científicos pueden estudiarlos. www.ecoportal.net

Imène Meliane,
Oficial del Programa Marino Global,
Unión Mundial para la Naturaleza

martes, junio 13, 2006

En 50 años, los hielos del Polo Norte ¿habrán desaparecido?


Rumbo al Año Polar Internacional 2007: científicos internacionales advierten sobre un problema que puede cambiar el mundo

Disminuyen un 8% anual desde 1979
"En 50 años más, habremos perdido los hielos del Polo Norte. Estaremos como en un planeta nuevo, que no sabemos cómo será", dice el doctor David Carlson, geólogo y director del Programa Internacional del Año Polar Internacional (API), en 2007.
Con un corpachón de oso, flequillo rubio y campera roja, Carlson podría pasar por uno más de los miles de ecoturistas que, camino de la Antártida, recalan en Ushuaia, ciudad arrinconada entre la blancura cegadora del macizo Le Martial y la vastedad gris del canal Beagle.
Pero Carlson es uno de los invitados de Ecopolar 2006, evento preparatorio del API y organizado a fines de mayo por el Instituto Antártico Argentino y la Dirección General de Asuntos Antárticos de la Cancillería, con científicos del Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic), instituto local del Conicet.
El API, que durará dos años, será el máximo esfuerzo científico colectivo de la historia. Hoy, reúne a unos 10.000 investigadores de 50 países, que tendrán 1000 millones de dólares para realizar mil proyectos de investigación, de los que la Argentina tiene 15 a cargo. El objetivo es entender adónde nos conduce el cambio global, aunque por lo que se sabe hasta la fecha, no es a nada bueno.
Consciente de ello, en su papel de vocero del API, Carlson evita con cautela los "excesos mediáticos". Por ejemplo, clasifica los pronósticos de máxima credibilidad con tres estrellas cuando la información está consensuada por distintas publicaciones, proviene de diferentes fuentes, parte de registros de instrumentos diversos, o si las mediciones cubren largos intervalos de tiempo.
Luego le da sólo dos estrellas de puntaje a la información de igual calidad, pero con datos obtenidos en un mismo período. Y apenas una sola estrella a los vaticinios de una única fuente. "Que en medio siglo perdemos el Polo Norte blanco de hoy, y sólo queda mar azul, sin hielo, es información de tres estrellas -afirma-. Desde que se empezó a medir por satélite en 1979, cada año pierde un 8% de su superficie helada. Promediando este siglo, será historia..."
¿Y en la Antártida?
El año 2056 podrá ser pésimo para ser oso polar. Pero la desaparición de los osos, junto con la de morsas, belugas, focas arpa, zorros polares y el resto de fauna ártica, además de dejar a los pueblos inuit sin caza y a merced de la caridad estatal canadiense o rusa, será el primer eslabón en fallar en una cadena de eventos que llega al otro polo.
Fundidos los hielos del Norte, lo primero que sucede es una disminución drástica de la radiación solar total reflejada por la Tierra. Es que el hielo actúa como un espejo, pero el mar absorbe la luz visible e infrarroja del Sol como si fuera una esponja.
Esto realimentaría el calentamiento en curso del mar y de la atmósfera, y podría disparar el derretimiento -también en curso- de masas de hielo sobre tierra, mucho mayores y más amenazantes para las ciudades costeras del mundo: las de la Antártida en primer lugar, y las de Groenlandia, en segundo. Las temperaturas mínimas medias en la Antártida ya subieron 3 grados desde los 50.
Y ahí es donde falta, según Carlson, información "tres estrellas". Las muestras testigo de hielo profundo de la base antártica Vostok muestran, con sus burbujas de "aire fósil" atrapado, que en los últimos 400.000 años la atmósfera terrestre tuvo, con cinco alzas y cuatro bajas, una media de 250 partes por millón (ppm) de dióxido de carbono (CO2).
Alzas y bajas
Esas alzas y bajas de CO2 estuvieron asociadas a períodos cálidos y a glaciaciones respectivamente, lo que subraya el rol de esa molécula como princeps inter pares entre los muchos gases invernadero. Pero en 1957, la humanidad ya había quemado tanto carbón y petróleo que el CO2 se había ido a 315 ppm, y en 2005 la tasa fue de 385 ppm.
"Para el 2100, y según un modelo predictivo de la química de la atmósfera con el que concuerdan diez países -dice Carlson- tendremos 800 ppm si seguimos sin cambios de política con los combustibles fósiles; 680 ppm, si forzamos ya mismo una baja del uso de fósiles y damos más penetración a la energía nuclear y las renovables, y 500 ppm, en un escenario hoy impensable, de fuertes restricciones a la quema de carbono fósil."
Una de las muchas tareas del API, entonces, será perforar mucho más profundamente en los casi 4 kilómetros de hielo antártico y llegar al de hace 1,2 millones de años. Y según la correlación entre el CO2 que se encuentre y el clima global de ese pasado tan remoto, tratar de entender qué depara el futuro.
La intervención en Ecopolar 2006 de la doctora Viviana Alder, bióloga del Instituto Antártico Argentino, da una idea de cuánto ignoramos. "Al perder plataformas de hielo flotante antártico -dijo Alder-, estaremos perdiendo también varios sumideros de carbono, es decir, ecosistemas que limpian de CO2 la atmósfera. Hablo de algunas zonas del mar circumpolar, como la de la península Antártica, muy ricas en nutrientes y en producción de diatomeas."
Según Alder, esas algas microscópicas atrapan CO2 por fotosíntesis, y al morirse y hundirse se lo llevan al fondo del mar para volverse barro y roca, con lo que lo eliminan a mucho mayor plazo y quizás en mayor cantidad que los bosques tropicales. Pero además, las diatomeas son el menú principal del krill, que sería un organismo clave, aunque quizá no el único, del ecosistema marino antártico y de sus pesquerías.
Fantasma inquietante
El fantasma que inquieta a Alder es que la creciente fusión del hielo dulcifique el agua circumpolar mientras se eleva su temperatura. En los acuarios experimentales que tiene Alder, en el agua menos rica en nutrientes y más cálida predominan decenas de otros organismos unicelulares menores, como las cianobacterias. Y lejos de irse al fondo al morir, flotan y se descomponen cerca de la superficie, lo que devuelve CO2 a la atmósfera.
¿Qué impacto climático tiene que el mundo pierda sumideros de carbono que no se han medido y cuya existencia es novedad hasta para científicos? No se sabe, pero podría ser mucho más caro perder esos sumideros que las actuales pesquerías antárticas basadas en el krill, lo que probablemente también sucederá si desaparecen las diatomeas.
"En las islas Georgias -confirma la doctora Andrea Raya Rey, del Cadic-, en los años de altas temperaturas del agua superficial fracasó la temporada reproductiva de los lobos de dos pelos y de los pingüinos papúa porque en esos años hubo mucho menos krill. Y éste es un dato «de tres estrellas», con dos décadas de estudios múltiples."
Lo único cierto, como dice el doctor Sergio Marenssi, director del Instituto Antártico Argentino, es que el API 2007 será el momento para poner en claro cientos o miles de preguntas como esa, en las que están en juego la biodiversidad mundial, la economía humana y la calidad de vida de la civilización.
"Si medimos el API según el Año Geofísico Internacional de 1957, que fue el último evento parecido -dice Marenssi-, diría que estamos al borde de una revolución conceptual en el conocimiento de la Tierra. En 1957 la hubo, pese a que participaron pocos países y no existían los medios tecnológicos actuales, ni los satélites, ni las supercomputadoras, ni los sensores remotos en las profundidades del hielo, de la atmósfera y del océano. El problema es que estaremos investigando el fuego mientras se quema la casa."
Algunos cientos de metros arriba del hotel donde sesionó Ecopolar 2006, más allá del límite del bosque de lengas y ñires, los hechos le daban razón a Marenssi. Los deslumbrantes hielos del glaciar Le Martial, fuente de agua potable de Ushuaia, están en rápido retroceso desde los años 70. Desaparecerán dentro de 15 años...
Por Daniel Arias

viernes, junio 09, 2006

Día mundial de los océanos ¿Qué celebramos?

Con motivo de la celebración del Día Internacional de los Océanos (8 de junio), entregamos a la opinión pública 10 verdades por las que Oceana considera que no hay nada que celebrar.
El 75% de las especies útiles al hombre están sobrexplotadas, o siendo explotadas al límite de su capacidad.
El 90% de la población de los grandes peces, (tiburones, atunes, albacoras, etc) ha desaparecido de los océanos desde el surgimiento de la pesca industrial.
500 Toneladas de tiburón se requieren para obtener unas 12 toneladas de aletas, vendidas como afrodisíaco en Asia. El animal se caza, se mutila y se devuelve vivo al mar, donde muere ahogado y desangrado.
Por cada merluza pescada, dos son devueltas al mar por no alcanzar la talla mínima para ser vendida. Muchas veces los peces han muerto antes de ser devueltos.
En Chile, el 80 por ciento de los recursos es explotado por los industriales, que entregan sólo el 20 por ciento de los empleos de la actividad pesquera (el 80 por ciento restante de la fuerza laboral está en la pesca artesanal).
Se requiere entre tres y cinco kilos de pescado, para producir sólo un kilo de salmón.
La industria salmonera instalada en la Décima región, arroja desechos directamente al mar equivalentes a los de una ciudad con 6 millones de habitantes.
Los costos ambientales de la salmonicultura en nuestro país durante los últimos 15 años, superan los 2 mil 200 millones de dólares.
Más de 38 millones de personas viven de la pesca y la acuicultura alrededor del mundo. Además, la pesca da trabajo indirecto a más de 200 millones de personas.
Si este ritmo de sobrexplotación continúa, la FAO prevee que en cuatro años se vivirá un colapso global de las pesquerías, afectando a más de 2.500 millones de personas, que obtienen del mar su principal fuente de proteínas.
Oceana América Latina

martes, junio 06, 2006

Se extingió el 90 % de la vida marina!!

Hace 250 millones de años.Hallan un cráter de 480 kilómetros bajo el hielo antártico, causado por un meteorito

WASHINGTON (AFP y ANSA).- Un equipo internacional de investigadores descubrió en la Antártida la causa probable de lo que sería la mayor extinción de la historia del planeta hace 250 millones de años, lo que explicaría la desaparición del 70 al 90% de las especies, según informó en un comunicado la Universidad de Ohio, en los Estados Unidos. Con la ayuda de las imágenes satelitales de la Agencia Espacial de los Estados Unidos (NASA), los científicos hallaron en el subsuelo de la Antártida huellas del impacto de un meteorito gigante, que sería "mayor que el que extinguió a los dinosaurios y anterior en el tiempo". El impacto, que según los expertos ocurrió en la era geológica conocida como permotriásica, formó un cráter de 480 kilómetros de ancho, es decir, dos veces el tamaño de Suiza. Para los científicos, el cataclismo es el origen de la desaparición del 90% de las especies marinas y del 70% de las especies terrestres, una extinción masiva para la que hasta ahora no se había encontrado ninguna explicación. Se estima que las especies marinas y terrestres desaparecieron como víctimas directas del choque del meteorito gigante o de la nube de polvo, que creó una "noche perenne" en torno del planeta y provocó una gran cantidad de cambios climáticos. También, el impacto podría haber desencadenado el fraccionamiento progresivo de Gondwana, el enorme continente que reunía la mayoría de las actuales masas terrestres del hemisferio sur; entre ellas, Africa, América del Sur y Australia. El cráter, que se encuentra bajo los hielos de la Antártida, está a casi 1,6 kilómetros de profundidad. "Las mediciones de gravedad que revelan su existencia sugieren que podría datar de hace unos 250 millones años, momento de la extinción del pérmico-triásico, cuando casi toda la vida animal en la Tierra había desaparecido", precisaron los investigadores a través del comunicado difundido por la Universidad de Ohio. El hallazgo en la Tierra de Wilkes, como se denomina la zona donde se encuentra el cráter, se obtuvo a través de un mapeo continuo que realiza la NASA para detectar diferencias sutiles en la gravedad de la Tierra. "Ese impacto en la Tierra de Wilkes es mucho más grande que el impacto que mató los dinosaurios," dijo a la BBC el profesor Ralph von Frese, de la Universidad de Ohio. La ciencia siempre sospechó que la extinción masiva de especies ocurrida en la edad permotriásica debió haber ocurrido de forma muy brusca y la hipótesis siempre recayó en cambios ambientales provocados por el impacto de un meteorito gigante. El equipo internacional, en el que también participaron científicos de Rusia y de Corea, estuvo dirigido por científicos de la Universidad de Ohio. Los expertos presentaron los resultados de la investigación en la última Asamblea de la Unión Geofísica Americana, que se realizó en la ciudad de Baltimore.

sábado, junio 03, 2006

Vida profunda


BBC Mundo Ciencia
Una expedición de tres semanas en el Océano Atlántico regresó con una carga de pequeñas especies nunca antes vistas por la ciencia.

El viaje, que formó parte del Censo de la Vida Marina, exploró profundidades del océano adonde pocas veces se ha llegado. La lista de "bichos" descubiertos incluye plancton con delicados cuerpos transparentes, al parecer de la familia de las medusas, cientos de microscópicos camarones y varios tipos de peces. En el viaje de 20 días, organizado por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA en sus siglas en inglés) de Estados Unidos, participaron 28 expertos marinos de 14 países. Uno de ellos, la oceanógrafa mexicana Paola Batta-Lona, le dijo a BBC Mundo que "el objetivo de la expedición es hacer un inventario global de estos pequeños organismos". "La idea de este proyecto es conocer mejor la composición de especies en los mares para poder saber la repercusión que está teniendo el cambio climático", explicó Batta-Lona.

Primos de caracol
Los científicos del Censo de la Vida Marina exploraron profundidades oceánicas de entre 1 y 5 kilómetros para fotografiar y hacer el inventario de la abundancia de zooplancton.
Estos son pequeños organismos marinos que forman la base de la cadena alimenticia marina.
Muchos viven de plancton y a su vez son el alimento de peces, mamíferos y crustáceos, pero se cree que sus poblaciones están amenazadas por el cambio climático. "Encontramos unos tipos de gasterópodos, que son familiares de los caracoles que ves en tu jardín", explica Paola Batta.
"También se encontraron ciertos tipos de ostrácodos, que por cierto, fue la primera vez que se logran secuenciar -- agrega-- y también tipos de medusas y peces de profundidad".

Profundidad
El proyecto usó un sistema especial de redes controladas desde cubierta.Paola Batta-Lona, de la Universidad de Connecticut, formó parte del equipo ADN en la expedición. Tal como explica la investigadora, la labor de su equipo era extraer, procesar y secuenciar el ADN de los organismos, una vez que los científicos habían identificado y nombrado las muestra de la especie. Durante el crucero los investigadores capturaron miles de especimenes, muchos de los cuales se encontraron a profundidades de hasta 5.000 metros. Por lo general los oceanógrafos se concentran casi exclusivamente en el kilómetro más superior del océano. La expedición tomó muestras de las pequeñas formas de vida que habitan debajo de los 1.000 metros, el punto en el cual se ha acordado que comienza la zona batipelágica, o el mar profundo. "Para saber el impacto que está teniendo el calentamiento global en la vida marina, necesitamos tener la información sobre lo que existe actualmente, y poder compararlo en unos años, con lo que ha cambiado", señala la oceanógrafa.

Innovador
Uno de los aspectos más interesantes de esta expedición, es que utilizaron por vez primera unas redes especiales que controladas desde el barco podían abrirse y cerrarse a diversas profundidades. El proyecto forma parte del Censo de la Vida Marina."Este innovador sistema de redes fue algo de lo más novedoso en este proyecto". "Podían abrirse a profundidades de entre 5.000 y 4.000 metros, entre 4.000 y 3.000 metros y entre 3.000 y 2.000 metros", indica. Y agrega que "muchos de los especimenes, por ejemplo, los ostrácodos, fueron encontrados a 3.000 metros, donde antes no se había logrado tomar muestras". "Esto sorprendió incluso a investigadores que habían estado ya en proyectos similares de campo".

Del frío al calor
Hasta ahora, no se había diseñado un sistema de redes que pudiera ser controlado para tomar muestras a diversas profundidades previamente seleccionadas. La mayoría de estos organismos están habituados a vivir en las temperaturas frías del fondo marino, a alrededor de 1º o 2º centígrados. Para llevarlos a la superficie se requería transportarlos en agua mucho más caliente, de alrededor de 27º C. Tan pronto como las muestras eran llevadas a la superficie, los investigadores las colocaban en cubos de agua congelada para restaurar el ambiente de su hábitat natural. Pero aún así, muchos de los especimenes perecieron antes de poder ser catalogados o estudiados. La experiencia, sin embargo, fue "extraordinaria" según la describe la oceanógrafa mexicana, investigadora de la Universidad de Connecticut. "Fue una experiencia enriquecedora trabajar durante 20 días con tantos investigadores de diversos campos y de tantos países". "Cada descubrimiento era compartido por todos y todos nos entusiasmábamos por igual, con lo cual aprendí muchísimo", concluye la oceanógrafa.

viernes, junio 02, 2006

Los océanos absorberán un 21% de CO2 por el calentamiento global


Madrid, 29 may (Efe/El País ).- Los océanos del planeta absorberán un 21% menos de CO2 por el aumento de temperatura de la Tierra producido por el cambio climático, según un estudio realizado por tres científicos españoles. La investigación, que publicará mañana la revista Proccedings of the National Academy of Sciences (PNAS), concluye que la diferencia neta entre el carbono que captan las plantas marinas y el que expulsan los organismos vivos de los océanos se reducirá drásticamente, por lo que el mar dejará de captar una media anual de cuatro gigatoneladas (mil millones) de CO2.Esta cantidad supone una cuarta parte del total que cada año absorben las plantas marinas y una tercera parte del total mundial de emisiones de este gas por actividades industriales. El coordinador del estudio e investigador del Centro Oceanográfico de Gijón, Angel López-Urrutia, ha detallado que, ante un aumento de temperatura, 'las plantas marinas van a aumentar menos su captación de CO2 que la cantidad de oxígeno que necesitan los organismos marinos'.Un proceso circularEste fenómeno se debe, según López-Urrutia, a que el metabolismo de los seres vivos es 'mucho más sensible' a los cambios de temperatura que el de las plantas, basado en la fotosíntesis. En conjunto, entre el periodo de 2000 y 2100, estos expertos calculan que los océanos dejarán de captar unas 400 gigatoneladas de CO2, que permanecerán en la atmósfera provocando un nuevo aumento de temperatura.De esta forma se generaría un proceso circular ya que al aumento de temperatura provocado por las emisiones de CO2, le seguiría una menor capacidad de absorción de este gas por parte de los océanos que, a su vez, daría lugar a un nuevo calentamiento global. Para realizar estos cálculos, López-Urrutia y su equipo, formado por los investigadores españoles Elena San Martín y Xabier Irigoyen y el británico Roger P. Harris, se han basado en los datos registrados por el Atlantic Meridional Transect, una expedición científica británica que recorre de norte a sur el océano Atlántico cada año.Al estudiar esta información, apreciaron que el aumento anual de las temperaturas coincidía con un descenso de la cantidad de CO2 absorbida por las plantas marinas. Posteriormente, recopilaron otros datos mundiales y estudiaron qué ocurriría si de aquí a 2100 la temperatura media de la Tierra creciese tres grados y medio, uno de los escenarios medios de aumento de temperatura que prevé en su último informe el Panel Internacional de Cambio Climático (IPCC), el organismo de la ONU que se encarga de estudiar este fenómeno. El resultado obtenido refleja que en menos de un siglo, los océanos de la Tierra absorberían 15,2 gigatoneladas de CO2, cuatro menos que en la actualidad.