viernes, septiembre 26, 2008

Conservar para conocer el océano

La cooperación de instituciones de Educación Superior y la Industria: una estrategia de ganar-ganar para la conservación del medio ambiente marino
Hoy en día, gracias a los enormes avances tecnológicos en materia de exploración submarina, nos hemos aventurado hacia la frontera oceánica como nunca antes se hubiese imaginado. En 1872, cuando el HMS Challenger zarpa en un viaje de investigación hidrográfica y científica que lo llevara a circunnavegar el globo, aun se debatía sobre la existencia de la vida en los fondos oceánicos profundos. La ausencia de luz, las bajas temperaturas y las enormes presiones, tácitamente implicaban la ausencia de cualquier organismo vivo, tal y como se conocía en aquel entonces. Hoy conocemos con bastante detalle comunidades completas de organismos que habitan a mas de 3000m. de profundidad y que dependen enteramente de los procesos químicos asociados a las fuentes termales y emanaciones de metano y otros compuestos del fondo del océano. Si bien la extracción de recursos naturales de las zonas someras ha estado orientada principalmente hacia la producción pesquera, cada día incursionamos más hacia los fondos profundos en busca de los enormes recursos naturales - gas y petróleo- que allí se encuentran. Toda actividad humana sobre el medio marino, sea la pesca, la explotación de hidrocarburos costa afuera o el transporte marítimo, genera un impacto sobre este medio. Actualmente hemos comprendido que para que podamos seguir explotando y usando esos recursos es necesario conservarlos y para conservarlos es indispensable conocerlos. Sin embargo, a pesar de todos nuestros avances, la brecha entre lo conocido y lo desconocido aún es muy grande.Existen enormes diferencias en el mundo en cuanto al nivel de conocimiento sobre el medio marino. En general, los países en desarrollo tienen menos información sobre sus mares que los países desarrollados. Esto implica un riesgo mayor en términos de los impactos potenciales que se derivan de las actividades humanas en países en vías de desarrollo. A esto se suma el porcentaje relativamente bajo del PIB destinado a la investigación científica y los elevados costos que implican las investigaciones de punta en ambientes por naturaleza inhóspitos, así como a la falta de promoción para llevar a cabo estudios en el medio marino. Por su parte, las grandes empresas transnacionales ven en los océanos enormes oportunidades de negocios, lo cual podría verse como un riesgo; sin embargo, si se canaliza bien este interés, una alianza estratégica entre la industria y la academia, podría aportar la solución al problema. Por un lado, las instituciones universitarias tienen, en general, un personal calificado para llevar a cabo investigaciones sólidas y bien documentadas, y cuentan con una mano de obra especializada como lo son los estudiantes, particularmente los que se encuentran cursando el nivel de postgrado. Por otro, las empresas necesitan información para formular estrategias de conservación y disponen de los recursos necesarios para apoyar investigaciones que provean estos recursos. Si unimos ambos, la unión es más que la suma de las partes.La inversión en las universidades y el fomento de estudios precisos y cortos, proverían información de una forma eficiente. Los programas de postgrado complementarían la formación de los estudiantes con el desarrollo de una ciencia práctica, orientada a solucionar problemas en la industria, mientras se generan conocimientos científicos y se contribuye con el desarrollo de la nación. El mantenimiento de estas relaciones a largo plazo generaría una espiral de mutuo beneficio si se maneja la información de forma adecuada, en términos de divulgación de artículos científicos o técnicos y el mantenimiento de bases de datos globales sobre el medio marino. De esta manera, la investigación será mas eficiente a corto plazo, la producción de información más útil y la relación costo-beneficio de la inversión mucho menor. Otro factor a tomar en cuenta es que las universidades no están aisladas sino que están en constante interacción académica con otros centros educativos y de investigación en muchos lugares del mundo. Esta colaboración científica interinstitucional, en la que también participan los estudiantes, es fundamental para seguir avanzando en los descubrimientos y evitar duplicar esfuerzos. Existen muchos ejemplos exitosos de este tipo de iniciativas, pero definitivamente se necesitan más.El futuro éxito de estas asociaciones se cristalizaría en flotillas de grandes y pequeños Challengers, partiendo desde varios lugares en el mundo y armados, como en aquel entonces, de la mejor tecnología disponible, tripulados por numerosos estudiantes y sus tutores, listos para develar los misterios de ese enorme océano que apenas empezamos a conocer. Por



Eduardo Klein
Boletín Nro. 171


IESALC Informa 2008

martes, septiembre 23, 2008

La energía del océano


Cuando hablamos del mar como fuente de energía renovable, se habla principalmente de dos tipos de energía: mareomotriz (la que procede de las mareas) y undimotriz (la que procede de las olas). Por ejemplo, en esta última categoría se incluiría la tecnología que está estudiando el Cabildo de La Palma en el marco de su Proyecto Global de Autosuficiencia Energética. Pero existen muchas tecnologías distintas para aprovechar la energía que almacenan nuestro océanos.
La energía mareomotriz consiste en aprovechar la subida y bajada de las mareas para generar energía eléctrica. La tecnología que podríamos llamar "clásica", consiste en un dique que contiene unas turbinas hidroeléctricas, similares a las de los embalses. La planta mareomotriz se sitúa en un estuario, ría, o similar, en un punto tal que en él se deje notar de forma importante los cambios de marea. El dique, mientras sube la marea, deja pasar el agua hacia el interior de la ría. Una vez alcanzada la cota máxima de marea, las compuertas se cierran y el agua embalsada se obliga a volver al mar a través de unos conductos donde hacen girar las turbinas que generan la energía eléctrica. Lo positivo de esta tecnología es que, en cierto modo ya es conocida y es una fuente de energía renovable. No obstante, la parte negativa es su alto impacto ambiental en el entorno (se cierra una ría con un dique, lo que afecta al ecosistema de la zona) y el impacto visual, principalmente.
Pero existen nuevos sistemas para aprovechar la energía mareomotriz basados en otras técnicas y que prometen ser ambientalmente menos impactantes. Por ejemplo, una es la instalación de gigantes molinos sumergidos, ta y como ha hecho Marine Current Turbines en Escocia. En esta línea trabaja también Lunar Energy, si bien ha optado por decenas de pequeñas turbinas que se situarían a raz de fondo. Por su parte, Florida Atlantic University ha optado por turbinas que se situarían a media profundidad unidas al fondo por un cable a modo de "cometas submarinas". La Oxford University también ha presentado su propuesta: el THAWT (Transverse Horizontal Axis Water Turbine). Esta turbinas que son de rotación transversal al flujo de agua y recuerdan a las cuchillas de las máquinas cosechadoras, están siendo consideradas como la segunda generación de turbinas marinas.
En cuanto a la energía undimotriz existen también varios sistemas para aprovecharla. Uno de ellos es el sistema que Solantis va a instalar en La Palma. Este consiste en unos diques huecos con turbinas en su interior. Cuando las olas golpean el dique ejercen una presión sobre el aire en el interior del dique que impulsan las turbinas para generar electricidad. Si se aprovechan diques existentes de puertos, su impacto visual es reducido. Otro sistema es Pelamis. Este consiste en una sucesión de cilindros metálicos conectados entre sí a modo de gigante serpiente marina flotante. En este caso, el movimiento relativo de unos segmentos respectos de los otros genera la energía eléctrica. Otro es el sistema Seabased sueco. En éste unas boyas suben y bajan conforme a las olas que pasan y mueven un pistón anclado en el fondo que es el que genera la energía eléctrica. Parecido es el ideado por la Oregon State University, en el que el que los generadores eléctricos se encuentran en el interior de las boyas.
Y aquí no acaba la cosa. La energía más reciente procedente del mar es la llamada energía azul. Es muchísima menos conocida que las anteriores pero algunas empresas ya llevan una década investigando sobre ella. Consiste en aprovechar la energía eléctrica que se genera de forma natural en el mar cuando se encuentra el agua salada con el agua dulce procedente de los ríos. Ya se trabaja en dos tecnologías: la energía osmótica noruega y la electrodiálisis inversa holandesa.
Energía mareomotriz, energía undimotriz, energía azul, energía eólica, energía hidráulica, energía solar fotovoltaica, energía solar térmica, energía geotérmica... ¿por qué seguimos dependiendo fuertemente del petróleo?.

Publicado por José Alberto Rexachs

viernes, septiembre 05, 2008

300.000 visitas!!!

Muchas gracias a todos los que día a día encuentran en éste sitio un material educativo e informativo sobre los problemas ambientales de las zonas costeras.
Vamos por más!!!