viernes, julio 01, 2011

Sopas de Basura en el océano


Quienes hayan recorrido con una mínima atención cualquier espejo de agua relativamente pequeño habrán observado que en algún rincón se encuentra amontonada basura flotante. Esto es aplicable a una palangana abandonada en un patio, a una pileta, o incluso un lago, aunque en este último, sobre todo si es amplio, no será tan fácil localizar este punto en el que se acumulan hojas, trozos de madera o, si hay presencia humana, algunos paquetes de comida, botellas o latas. Pero no se trata de algo exclusivo de la escala media o pequeña: los océanos son también reservorios de agua, enormes pero limitados, que cubren el finito planeta Tierra y están sometidos a un fenómeno similar. Es por eso que existen a lo largo y ancho de los océanos grandes áreas en las que se acumula basura.
Estas acumulaciones de basura están formadas sobre todo por pequeños pedazos de plástico de unos pocos milímetros que, mayoritariamente, flotan apenas debajo de la superficie. Suelen encontrarse en lugares del océano en los que el agua tiene corrientes circulares. Es allí en donde, tarde o temprano, toda la basura a la deriva termina sus días sin salida visible. Sin embargo es llamativo que la cantidad de basura no aumente en el tiempo, esto hace suponer que buena parte se pierde o se transforma de alguna manera, tal vez ingerida por animales.

¿Dónde va a parar el plástico?

Se conocen dos grandes zonas con altas densidades de basura, una en el Atlántico Norte y la otra en el Pacífico Norte, ambas tienen en común que son aguas con poco movimiento.
La mancha de basura ubicada en el Pacífico Norte tiene uno de los más altos niveles de partículas plásticas suspendidas en la superficie del agua, por ello es una de las regiones oceánicas en que los investigadores han estudiado sus efectos y el impacto de la fotodegradación plástica de los residuos flotantes sobre la capa del agua. A diferencia de los desechos biodegradables, los plásticos fotodegradables se desintegran en pedazos más pequeños, aunque permanecen siendo polímeros. Este proceso continúa hasta llegar a nivel molecular. Al ser cada vez más pequeños, los plásticos son cada vez menos densos y se concentran en la parte superior del mar donde pueden ser ingeridos accidentalmente por los organismos marinos que viven cerca de la superficie del océano. Por lo tanto, los residuos de basura entran por completo en la cadena alimenticia. El proceso de desintegración produce partículas de plástico más peligrosas porque son demasiado pequeñas como para ser vistas.
En un estudio del 2001, los investigadores encontraron que en ciertas áreas del océano, las concentraciones de plástico se acercaban a un millón por milla cuadrada. El estudio encontró partes con una masa de 5,1 miligramos por metro cuadrado. En muchas áreas de la región afectada la concentración de plástico fue siete veces mayor a la concentración de zooplancton.
Muchas piezas tenían además altos contenidos de nitrógeno que seguramente llegaron allí por medio de organismos vivos que o bien encontraron la forma de alimentarse de ellos o los usaron como ecosistema. Es por eso que en los laboratorios están ahora intentando analizar la posibilidad de vida microbiana en las muestras tomadas. De hecho, es común encontrar trozos de plástico incrustados en algas e invertebrados o en el aparato digestivo de animales mayores, pero es difícil saber si alguna parte significativa es descompuesta en otros elementos gracias a esto.

Como reducir la cantidad de basura en el océano es motivo de preocupación por las Naciones Unidas. Es una decisión de política internacional la necesidad de reemplazar el plástico por otras sustancias, para reducir su uso y para incrementar su reciclado. La basura promete seguir un camino que le permita convertirse en uno de los problemas principales del siglo XXI.
En lo personal podríamos reducir el uso de artículos plásticos o promover el reciclado de los mismos, ¡cada persona puede hacer la diferencia!

Por Rodrigo Córdoba para "La ciencia hace escuela"