miércoles, diciembre 14, 2005

Matando con tóxicos a la ballena asesina

Los llameantes reflejos naranja y rosa del sol en el ártico se derraman sobre las vidriosas aguas del fiordo y crean la mejor condición de luz para divisar a la ballena asesina, el mayor depredador del océano. Cada año, cientos de estas ballenas con su distintivo dorso negro y vientre blanco, se agrupan en los fiordos Tysfjord y Vestfjord del mar de Barents en Noruega para alimentarse de los bancos migratorios de arenque entre noviembre y enero.

La ballena asesina, u orca, come de peces en adelante ­morsas, focas, leones marinos, pingüinos, calamares, tortugas de mar, tiburones, hasta incluir a otros tipos de ballena. Por cazar en manada, se les conoce a menudo como “lobos de mar”.

Pero aquí, en el ártico noruego, estas ballenas viven sobre todo de los bancos de peces que llegan cerca de la costa. Tan cerca, que atraen muchos botes de turistas quienes pueden verlas desde pocos metros. La observación de ballenas es gran negocio en una zona donde los ingresos son relativamente bajos para una Noruega rica en petróleo. Pero la temporada es breve, el sol se oculta en diciembre y no vuelve sino hasta un mes después. A pesar del impredecible clima, muchos hacen el viaje para ver a la “asesina” de las especies marinas.

Sin embargo, Hans Wolkers, un holandés resuelto y sincero no ha venido a mirar las ballenas sino a lanzarles dardos. Toxicólogo del Instituto Polar Noruego, está en Tysfjord para tomar biopsias de las orcas y medir su contaminación por tóxicos. Es su segunda visita y no se hace ilusiones sobre lo que va a encontrar.

‘Hace varios años tomé diez muestras para examinar y los resultados fueron impactantes”, explica Wolkers. “Las diez mostraron consistentemente altos niveles de toxinas. La que se le ocurra, las ballenas la tienen ­PCBs, pesticidas y un tipo de retardante de combustión con bromuro. Son el mamífero mas intoxicado del Ártico”.

Fregadero Ártico
Hasta la fecha, era el oso polar quien retenía el dudoso honor de ser el mamífero más contaminado del Ártico. Pero la indagación de Wolkers revela que las orcas superan al oso en término de pesticidas y retardantes con brumuro, además de los altos niveles de toxicidad y químicos persistentes PCBs (polychlorinated biphenyls).

De acuerdo con Wolkers, la presencia del bromuro en un retardante de combustión, un tipo de químico hallado en artículos de uso diario como las computadoras, es particularmente preocupante porque, a diferencia de los PCBs y la mayoría de pesticidas dañinos, la mayoría no están prohibidos.

Aunque casi todos los PCBs y pesticidas se han vedado en los últimos veinte años y están prohibidos oficialmente desde la "Convención de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes" (POPs), aplicada desde 2004, estos contaminantes persistentes, como sugiere su nombre, son particularmente difíciles de eliminar. En el Ártico, donde las temperaturas descienden rutinariamente por debajo del congelamiento y los inviernos son consistentemente oscuros, requieren aún más tiempo para su degradación. Para empeorar las cosas, debido a que las corrientes de aire y agua se dirigen hacia el norte, la mayoría de la contaminación europea termina en el Ártico.

“El Ártico funciona como un indicador global ambiental, un sistema de advertencia temprana con el que podemos evaluar la salud del planeta”, explicó Rasmus Hansson, Representante de WWF-Noruega. “Esta remota región, lejos de los centros industriales, se ha convertido en el fregadero tóxico del mundo”.

Al contemplar los fiordos bañados de luz invernal, donde los picos de puntas nevadas se elevan desde el mar de Barents en el sur, cuesta creer que el Ártico esté tan contaminado. Sin embargo, los químicos transportados por aire y mar han estado contaminando, durante décadas, a los grandes depredadores de la cadena alimenticia.

“Las ballenas asesinas son particularmente vulnerables a los contaminantes porque se nutren en la cima de la cadena alimenticia y acumulan contaminantes de las especies que predan”, dijo Brettania Walker del Programa Ártico de WWF. “Con el tiempo, estos
contaminantes se acumulan en el sebo. Como las ballenas asesinas pueden vivir hasta 40 años, esto significa que pueden tener niveles muy altos de contaminantes en sus tejidos”.

Persiguiendo a la ballena tóxica
Cuando no examina el arenque ­del cual se sabe que puede tener algunos niveles de toxinas y aún así ser comestible- Wolkers pasa días en el mar tras las ballenas asesinas. De seguro esto no es tan fácil como atrapar arenques, pues la ballena pasa casi todo el tiempo bajo el agua, emergiendo menos de un par de segundos cada vez. En las picadas y sombrías aguas del Ártico, la fina aspersión del hoyo de respirar de las ballenas es prácticamente invisible para el ojo no entrenado. Además son extremadamente rápidas.

"Una banda de ballenas viaja en promedio 25 kilómetros por día, pero algunas recorren 70 kilómetros”, se maravilla Tiu Similla, una bióloga marina que ha estudiado la conducta de las ballenas de Tysfjord en los últimos 18 años. “Lanzadas como torpedos, superan
fácilmente a los botes de motor”.

Pero estos factores no los detienen en su misión apoyada por WWF. Wolkers y su lanzador de dardos, Odd Petter Hovde, un Noruego de suave hablar quien también pilotea el barco observador de ballenas, las respetan demasiado como para acecharlas o encararlas de frente.
Esperan el momento oportuno, oteando el horizonte por un destello de su distintiva aleta dorsal.

“Es imposible lanzarles dardos cuando viajan”, explica Hovde. “Buscamos las aves volando en círculos y entonces sabemos que las ballenas están a punto de comer. Es entonces cuando están distraídas. Es el momento de tomar puntería”.

Tras varias horas de falsas alarmas y creciente frustración con las lanchas de observadores de ballenas rastreándolos, Wolkers y Hovde finalmente alcanzan a unas ballenas a punto de comer. Las ballenas asesinas emplean variedad de tácticas para conseguir su arenque, tal como alimentarse de la pesca desechada de los barcos pesqueros. Pero una de las técnicas más espectaculares que aplican es el
“carrusel de comida” cuando arrean los arenques hacia bancos cerrados cerca de la superficie y entonces los aporrean con sus colas. Los arenques están a menudo tan aterrorizados que saltan fuera del agua presas del pánico. Es entonces cuando comienza el hartazgo.

Cargando la pistola para biopsias, con la confianza de un hombre que prestó servicio en el ejército de Noruega, Hovde apunta.
“El truco es estar a unos 20 m y lanzar el dardo hacia el costado bajo la aleta dorsal por ser la superficie más grande donde golpear”, explica Hovde.

A pesar de horas de maniobras y acercamiento, las condiciones no fueron propicias en esta salida. El dardo, que es hueco, se enredó en el tambor de la pistola y, a pesar de fuertes intentos por reacomodarlo, ya era tarde. Las ballenas se habían ido.

Sin embargo, la paciencia y tenacidad dan frutos. Tras dos duras semanas, soportando el frío y la repentina penumbra, al final Wolkers pudo colectar muestras de sebo de nueve hembras y cinco machos. Esto significa que puede examinar el paso de toxinas de las madres
lactantes a sus crías. Los mamíferos marinos producen leche con un 30 a 70 por ciento de grasa por lo que los pequeños están expuestos a gran cantidad de contaminantes en una etapa vulnerable de su desarrollo.

Desintoxicando ballenas
Aparte de buscar todo tipo de cocteles tóxicos en las orcas, los exámenes rastrean un particular retardante de combustión con bromuro llamado Deca-BDE, usado en plásticos, artículos electrónicos y pinturas en productos del hogar como alfombras y otras tapicerías.
También analizarán el sebo por los niveles de vitamina A que puedan indicar si las toxinas están impactando sistemas vitales como el de hormonas.

“Aunque Deca-BDE es una neurotoxina sospechosa de afectar el desarrollo fetal, no se ha prohibido en ninguna parte del mundo”, refuerza Brettania Walker de la WWF. “Este nuevo estudio sobre ballenas asesinas subraya la necesidad de que todo químicos riesgoso se
reemplace con alternativas más seguras cuando estén disponibles

WWF hace campaña por una legislación de la Unión Europea conocida como REACH (Registro, Evaluación y Autorización de Químicos) que conduciría a la identificación y abolición de la mayoría de químicos dañinos. El actual sistema regulatorio de la UE, similar a otros en el mundo, considera a los químicos “seguros hasta que se pruebe lo contrario”.

Según Walker, REACH tendrá impacto en Europa y en el mundo entero pues los químicos importados deberán cumplir altas normas de seguridad. Aunque se sabe que los PCB’s, pesticidas y retardantes de combustión con bromuro afectan los sistemas nervioso, hormonal e
inmune de las personas, se sabe poco sobre el impacto de estos en la salud de la ballena asesina y otras especies marinas.

Recientes estudios muestran que las concentraciones de retardantes de combustión con bromuro se duplican en el ambiente cada cinco años. El tiempo es esencial para averiguar más sobre estos bio-acumulantes de toxinas antes de que sea muy tarde.

“Conforme el patrón migratorio de los arenques cambia, las ballenas empiezan a retirarse de las costas hacia aguas más profundas”, anota Tiu Simila. ”Esto significa que pronto perderemos la oportunidad de aprender más sobre su conducta y el impacto de la contaminación sobre su salud.

Desde que la ballena asesina llegó a Tysfjord, hemos tenido un vistazo sin precedentes de su mundo natural. Lamentablemente, nuestro regalo hacia ellas, mientras se adentran en el océano, es más que un cáliz de veneno, un fardo tóxico cuyas letales consecuencias
aún no conocemos.

NOTAS AL EDITOR:

• La Orca (Orcinus orca) es el miembro más grande de la familia del delfín. Se encuentra en todos los océanos del mundo, pero tiende a preferir las más frescas y productivas aguas templadas y polares. Al igual que los delfines, las orcas utilizan un sofisticado sonar biológico, llamado ecolocación y pueden nadar hasta 50kph y atravesar 160 k por día. Los machos pueden llegar a 9.5m de largo y pesar más
de 6 toneladas.

• La Convención de Estocolmo es un tratado global para proteger la salud humana y el ambiente de los contaminantes orgánicos persistentes (POPs); químicos que permanecen intactos en el ambiente por largos períodos, se distribuyen con amplitud geográfica, se
acumulan en los tejidos grasosos de los organismos vivientes y son tóxicos para los humanos y la vida silvestre. Los POPs circulan por el mundo y causan daño por donde pasan. Para implementar la Convención, los gobiernos tomarán medidas para eliminar o restringir la producción y el uso de los POPs seleccionados.
Por Claire Doole
WWF Centroamérica

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