jueves, febrero 02, 2006

Un carguero se hunde en el Canal de la Mancha con 10.000 toneladas de ácido fosfórico

02/02/2006 - El buque, llamado Ece y con registro en las islas Marshall (en el Pacífico), resultó muy dañado por el choque producido el martes con otro carguero, a unos 48 kilómetros al norte de Guernsey. Quedó escorado a babor por una grieta de cinco metros en ese costado del casco. A las 3.39 horas de la madrugada se sumergió totalmente cuando se encontraba a unos 90 kilómetros al oeste de La Haya.
Su carga no representa riesgo grave para el entorno, según los expertos del Centro de Documentación e Investigación sobre contaminación de aguas con base en Brest. Si se vierte sobre el medio marino, tendría un efecto "mortífero", pero "fugaz", según declaró Christophe Rouseau, director adjunto de este centro. Al parecer, el ácido fosfórico es poco reactivo con el agua del mar.
Las autoridades francesas han enviado un avión para comprobar si hay fugas y han prohibido la pesca en una milla a la redonda. Las autoridades costeras británicas también han establecido una zona de exclusión de 1,5 kilómetros en torno a la embarcación.
El otro barco que colisionó es el mercante General Grot-Rowecki, resgistrado en Malta, y sufrió sólo daños menores. Los 22 miembros de la tripulación de ambas embarcaciones fueron rescatados tras el siniestro.
El ácido fosfórico (H3PO4) es nocivo para la vida marina aún en pequeñas cantidades. Su principal peligrosidad es el cambio de pH que produce ya que puede originar la muerte de los organismos marinos. Es corrosivo y, al inhalarlo o tener contacto con él provoca daños en ojos, piel, garganta, pulmones y tracto gastro-intestinal. Al derivar a fosfatos, puede provocar la eutrofización de medios acuáticos.
No obstante, es un ácido relativamente “débil” y raramente provoca efectos a largo plazo, por lo que suele utilizarse en el tratamiento de aguas y en bebidas refrescantes, si bien, puede disociarse en Dimetilformamida (DMF) que, en cantidades importantes y exposiciones prolongadas, tiene el potencial de provocar daños hepáticos y ulceraciones en el estómago.
La posibilidad de contaminación en el mar depende de la zona donde se haya producido el vertido y si la cantidad no es muy grande no provoca efectos ambientales graves ya que la acidez es amortiguada rápidamente y sus efectos son limitados y locales.
Es utilizado principalmente para la producción de fertilizantes y detergentes, si bien tiene algunos usos en la industria de bebidas.
Aparte de la peligrosidad de la carga, el hundimiento de un buque representa otras amenazas por la posibilidad de que otras contaminantes, como el combustible, los aceites y otras sustancias tóxicas que llevan abordo puedan salir al medio marino.
El ECE es un quimiquero de 18 años que fue construido en 1988 en los astilleros IZAR de Sestao y hasta 2001 utilizaba el nombre de SAN MATEO. Pertenece a la empresa turca Sirena Marine, pero el buques es gestionado por Aksay Denizcilik ve Ticaret A.S., también de Turquía.
Este quimiquero está reconocido internacionalmente como buque seguro y no ha presentado deficiencias el las últimas revisiones que se le han realizado. La empresa que gestiona el barco, también opera otros doce quimiqueros, y ninguno de ellos ha sido detenido en los últimos años, por lo que goza de permisos para operar en Europa, América y Asia.
“El accidente de un buque con materiales peligrosos siempre es una amenaza para el medio ambiente marino. En este caso el cargamento no es excesivamente nocivo, pero añade más contaminación a una zona que recibe millones de toneladas de vertidos tóxicos al año”, declara Xavier Pastor, Director de Oceana Europa.
El Mundo/Oceana

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