martes, febrero 21, 2006

Las costas del Sur, invadidas por el alga Undaria


Los científicos dicen que hay que evitar que avance más; advierten que el ecosistema está muy alterado.

PUERTO MADRYN.- El llamado de alerta se dio a tiempo, pero sin embargo nadie respondió. Hoy, los científicos del Centro Nacional Patagónico (Cenpat), que depende del Conicet, asisten incrédulos al avance del alga undaria sobre las costas de la provincia de Chubut, mientras las autoridades no terminan de reaccionar. Toda la costa del Golfo Nuevo está bajo su dominio. Alteró su ecosistema y originó verdaderos bosques bajo el agua, con plantas que llegan a medir 1,40 m y provocan el temor cierto de que ahuyenten a la fauna marina que habita en la zona. En Puerto Madryn y Puerto Pirámide, mecas de las actividades subacuáticas, analizan de qué manera erradicar el alga invasora. Bajo sus largas y gruesas láminas, se esconden los tesoros de este mar azul profundo: peces, erizos, caracoles, arrecifes. Además, su presencia ya fue advertida más al Sur, en Camarones, Caleta Malaspina y Bahía Bustamante, donde avasalla a otras algas, como la gracilaria. Y llegó a Puerto Deseado, en Santa Cruz. "Durante muchos años hemos pedido auxilio a la Nación, a la provincia, al municipio, pero no se hizo nada. A esta altura, la situación en el Golfo Nuevo es irreversible. Lo que hay que hacer ahora es impedir que llegue a otras zonas, como el Golfo San José", dijo a LA NACION la doctora Graciela Casas, del laboratorio de algas marinas del Cenpat. En el Golfo San José hay bancos de cholgas, mejillones y vieiras, y se teme que si invade ese lugar, la pesca artesanal, fuente de vida de muchos chubutenses, podría colapsar. En el Cenpat señalan que a fines de los 90, un grupo de enviados de la Secretaría de Medio Ambiente visitó Puerto Madryn para escuchar alternativas para la erradicación, pero todo quedó en la nada. En ese momento, el alga invasora estaba dentro de la bahía y su control hubiera sido posible, según dicen los investigadores. "La undaria tiene el comportamiento propio de las especies invasoras: ocupa mucho espacio, tiene un ciclo reproductivo más rápido, se adapta a diversas situaciones. En el fondo del mar provoca sombreados, impide el paso de la luz y además ocupa las rocas donde habitan los peces; entonces, las especies se van desplazando hacia otros lugares. Los cambios que produjo son muy importantes", señaló la investigadora. La planta fue observada por primera vez en 1992, pero fue en el otoño del 93 cuando su presencia fue indisimulable, ya que tapizó los pilotes del muelle Almirante Storni. Cómo llegó es lo que muchos se preguntan. Algunos abonan la teoría de que fue en los cascos o en el agua de lastre de embarcaciones orientales que llegaron al Mar Argentino a pescar en forma ilegal. Otros sostienen que fue un proyecto de introducción dirigida que se habría realizado en 1981 en una zona de Puerto Pirámide. María Luz Piriz también es investigadora del Cenpat, y junto con Casas sigue de cerca la evolución de la especie. Piriz señaló tiempo atrás que en 1980, mientras desarrollaba tareas en el Centro de Biología Marina, en el INTI, fue consultada sobre un proyecto para plantar undaria en el Golfo Nuevo. "Dije que no me parecía conveniente. Una vez que se introduce una especie exótica que compite con la flora nativa, puede descontrolarse y por eso desde todo punto de vista es perjudicial", dijo, y descartó que entonces se hubiera producido la plantación. Pero la preocupación está más en el futuro. La semana última, Alicia Rico, bióloga de la Universidad Nacional de la Patagonia, advirtió que el alga ya está en las costas de Comodoro Rivadavia, avanzando sobre las especies autóctonas. "En muy pocos lugares tuvo éxito su erradicación; una buena posibilidad sería que alguien se interesara en su comercialización", consideró. Así como ocasiona cambios profundos en el fondo del mar, también lo hace en tierra. Para Puerto Madryn, que vive al compás del turismo, la undaria es una mochila de plomo por el costo económico que ocasiona al municipio, las quejas que genera de los turistas y el aspecto hediondo que les da a estas bellas playas. "Todos los días, una vez que la marea lo permite, se hace la recolección con una máquina. Entre enero y febrero ya se hicieron 220 viajes con 1760 toneladas recogidas, pero de ese total sólo el 30% es undaria; el resto es arena", dijo, y subrayó que esos trabajos dañan la costa porque le quitan arena. "Como madrynense, esta situación me provoca muchísima tristeza. Practiqué buceo; conocí estos fondos cristalinos y ver todo tapado me provoca dolor", reconoció Casas. Desde el gobierno provincial se trabaja para que el alga sea explotada, pero la tarea apenas comienza. "Es absolutamente imposible extraerla; por eso ahora estamos monitoreando zonas para que no ingrese y viendo de qué modo se puede minimizar el impacto en el Golfo Nuevo", dijo a LA NACION el secretario de Pesca de la provincia, Juan Carlos Berón. "En las comunidades orientales es un producto carísimo que se utiliza para wakame, y la que está tirada en la playa -que no puede consumirse- puede utilizarse como compuesto para el mejoramiento del suelo", concluyó Casas. Por María Giselle CastroPara LA NACION

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