ISLAS MAGDALENA (Canadá).- En medio de fuertes protestas de ecologistas y de intelectuales -como las escritoras Laura Esquivel y Elena Poniatowska o el cineasta Arturo Ripstein- continúa la matanza de focas arpa a manos de pescadores canadienses en medio de fuertes ráfagas de viento, aguas picadas y una intensa lluvia.
Más de 60 barcos y varios miles de pescadores acudieron a la cita, y el servicio de guardacostas canadienses desplazó hasta la zona varias embarcaciones, incluido un rompehielos, para facilitar la caza de 320.000 focas arpa autorizada por el ministerio de pesca canadiense. En el 95% de los casos, estos mamíferos no superan los tres meses de vida.
Estas matanzas dan trabajo a más de 10.000 pescadores que viven de la venta de la piel y el aceite de foca. Los grupos ecologistas denunciaron que una licencia para matar focas cuesta 4 dólares y sirve toda la temporada, pero el permiso de observador cuesta 20 dólares al día.
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